miércoles, 22 de julio de 2015

Vacío, eternamente vacío...



... Quien tuvo la culpa fue su mirada
y su sonrisa, ay su sonrisa!
sus ojos, sus melancólicos y saltarines ojos
doblegaron mi calma y me arrodillé ante ellos...
No me cansaba de decirle que podría pasar
todas las noches besando sus ojos
hasta que quedara dormida...
Y hablarle entre sus labios
no podía existir tanta dulzura.
Ella, con su inquieta mirada me respondía
sus ojos negros de muerte súbita y
a media luna sus labios aprobaban mis deseos.
Ella, que me pedía que la amase y yo
que no era capaz, pues, me enredé en su mirada
sus ojos y sus labios... ay de mi! cuando sin querer
se le escapaba decir: sabes algo? te quiero, de verdad...
Yo solo le sonreía, pues algo tan grande no nace
de un verso y un deseo cumplido...
Aun así, nos dejamos llevar, y yo
me dejé atrapar, pues aunque sabía que moriría
cada palabra que hoy vivía
que no eran más que un espejismo, pues seguramente
este hoy no tenía mañana...
A pesar de eso, decidí morir en el momento
y ella también, lo sé...
Pude hallar su mirada triste y descubrí
la mentira de su coraza, se cuidaba, se protegía...
Delaté a su corazón herido y fugitivo
que dice no hallar el amor, y yo sentí:
Me veo en el mismo espejo...
No éramos dos almas gemelas
éramos dos solos en la vida
dos errantes en este mundo que no nos pertenece
sin tarjeta de invitación a ninguna fiesta
sin cartas que describan que alguien nos espera...
Pero amortizábamos nuestra soledad 
con suspiros y piernas enredadas
con tanto para dar y tanto por recibir
ese! ese era el aliciente que nos sellaba
por un minuto tanta miseria en el corazón...
Ella temblaba de frío, y mis manos, ay mi manos!
la socorrían para anidar calor a su piel
para llenar sus espacios auspiciados
por lo que no quiso decir...
Hasta nos hicimos promesas
tontas y absurdas promesas...
Una tarde que tenía escrito su destino
le dimos la cara y la hicimos cómplice
pues no nos mendigamos las palabras
ni las miradas, ni los húmedos besos
ni nos tapamos la piel para no sentirnos...
Amén de mi edad y ella de sus deseos
de que un día perdimos el miedo para vernos
que una tarde nos sirvió de fuego
que somos adultos para asumir que estamos muertos...
Cuando pienso en lo hermoso de sus ojos
cuando cierro los míos y pienso en sus labios
cuando me enamoro del misterio de su vida
cuando me respondo por lo vivido entiendo
más que nunca que nada es mio
que soy un hombre muerto
que estoy muriendo en soledad
y mi tristeza le sirve a mi cuerpo para alimentar
el vacío que hay sin tus besos
que este realismo llamado vida
es una porquería...
Que mis sueños no superan la realidad
que me puedo desbocar cuando la ilusión
invade mi alma y cree que algo existe dentro de mi...
Que los destellos de una vida normal pasan
que son efímeros, chispas de la vida
para decirte que estás vivo
pero no viviendo...
todo en mi vida hasta ahora es así...
Y me fui con los momentos que agonizaban
con ganas de no haber vivido
con ganas de no poder soñar
aspirando con eso
a respetar esta soledad infranqueable
fuerte y digna para un soñador
hábil para ver las cosas de otra manera
pero incapaz de despertar su vida
la que yace muerta desde que esta memoria
tiene memoria...
Una vida con poco que recoger
con los bordes del camino áridos
con los momentos prestados
sin duda, con carácter devolutivo...
Aún con el aroma de sus partes en mis manos
con un secreto inútil por esconder
con los pies dormidos
con las manos cubiertas de lágrimas
y vacío, eternamente vacío...

14/10/2014 Imagen Web
JEOM

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