Con tan poca edad me ilusionaba
verte esperándome en tu ventana.
Con esas ganas que fueras
mi primer y único amor...
En el lecho de tu ventana empañada
escribía tu nombre, mientras tu
del otro lado, colocabas tu mano
y así dejar tu huella sobre ella...
Y solía antes de buscarte
mirar a la noche con su interminable
hermosura nocturna que me recordaba
cuánto me había enamorado de ti...
Con ese aroma a diciembre
con esas ganas de besarte
aunque después tuviera que correr
por miedo a llevarte conmigo sin permiso alguno...
Cuántas veces me quise morir del miedo
teniéndote en frente y sin poder articular
palabra alguna, y con el corazón
casi que hablando por mi...
Cuánto soñé, cuánto creí
cuánta alegría tenía mi vida
así como a tantos lugares que te llevé
así como hoy puedo recordar...
Y de esta manera puedo escribir tanto
tantos momentos que vi pasar
por mi ojos, contigo, sin otra excusa
que no fueras tú para soñar...
(Un verso natural, desnudo, con la pureza y el deseo del momento, con lo que hubo, con lo que no fue...)
21/01/2013 Imagen Web
JEOM
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