Remolinos en batalla
con sus vientos como escudo
el alba observa la tormenta
que se inicia con ritos de un pandemonium.
El Este se abalanza con sus lanzas
y a caballo relinchan sin fatiga
sus crines se alzan como flechas
dispuestas a morir con hidalguía...
El Oeste no se resiste
y envía sus nubarrones sedientos
teñidos de ciegos sentimientos
que degollan antiguos recuerdos...
El Sur con infinitas cicatrices
no se amilana ante el encuentro
le pide a su estrella que le mire
mientras muere o vive dentro del fuego.
El Norte cae con toda su furia
tajante es su sable que desenvaina
lleva consigo vientos alisios
incansables en el fragor de batalla.
A menguando la lucha
la brisa no es regia ni se siente
al firmamento le duele la piel
tiene una herida asilada para siempre...
El Dios tormenta es su estandarte
nada vive nadie se consuela
un jinete se le acerca y dice:
La Guerra es para los muertos de alma
no para quienes desenfunda la esperanza...
24/01/2015 Imagen Web
JEOM
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