el cuerpo cansado
el recinto oscuro y el día
por venir...
Con las puertas clausuradas
y la brisa artificial, las horas,
ésas horas del día, pero sin luz
que el mundo está pariendo
un nuevo despertar.
Y mientras tanto
detrás de las ventanas
el mundo es gris, los árboles
están en silencio
imprevisto surge el dolor
algunas lágrimas son derramadas...
Hay un reloj a mi izquierda
hace años no da la hora, éste
ha muerto, pues
se le ha acabado el tiempo...
Allá afuera parece que llovieran cenizas
que caen del cielo las ruinas
que las sombras están en su justo
lugar.
Mis ojos desfallecen, necesitan
la opacidad del recinto, donde viven
las miradas, donde los abismos
se dejan ver.
Cierro los ojos
necesito la paz del silencio
con su techo de roble
de donde cuelgan las incineradas
memorias, hechas brasa y hollín
de tanto pensar en ellas...
El camino hasta aquí es oscuro
los perros no ladran, no aúllan
la muerte está lejos. La cuesta
tupida de miedo, ni modo caminar
por ella, ni con velas, no sea que
me confundan con la Santa Compaña.
Y mis ojos dispersos que deambulan
por las crines de la noche, sus orbes
rodean mi aposento
delante de los barrotes se esmeran
en su rito, su luz ciega mi mirada.
A lo lejos nubes fantasmales
duermen sobre las montañas, éstas
eran poseídas, su follaje se convertía
en la piel que llevaría el manto
y a pesar de su semblante pálido
y agonizante, eran libres!
Mis manos intentaron acercarse
sentir su humedad, su frío, su flotar.
Desde mi cárcel el mundo sigue
que el miedo no está afuera, está
aquí adentro, dentro de mí, desde
la prohibida libertad que me da la vida
de no amar a quien amo
detrás de los barrotes de esta
circunstancia que me impide
volar tan lejos, hacia tus besos
hasta tus brazos.
Esta es mi cárcel! donde avisoro el miedo
la muerte y el silencio, los caminos
tenebrosos, que con libertad vagan
mientras mi amor sufre, y mi alma
en pena llora de tristeza esperando
la visita por caridad de alguna de estas
inoportunas compañías...
16/08/2015 Imagen Web
JEOM
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