pero no es su suerte, una salamandra fisgonea al vaivén de sus latidos...
Recordar que alguna vez vi aquello, adormece los cimientos de la conciencia
agazapados por la duda y ahuyentando a la sorpresa
cierran sus sentidos y con sus manos
espanta a los fantasmas que ella misma ha creado...
la salamandra se ha ido, pero ha dejado un estela de su camuflaje
envuelto en recuerdos que no hacen falta sentir miedo para volver a sentirlos...
31/03/2011 Imagen Web
JEOM
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