en las vespertinas tardes
de un cielo idílico
a la sombra del periplo
de mis versos
ausentes de gotas que colgaban
del eco perenne
en la temporada donde las aves
arrullan al cielo
con sus piruetas.
Y miré a sus ojos
con un beso en cada uno
de ellos
sediento del brillo que pregona
salvajes al cuerpo
tan sublimes al alma
tan cortos que es osadía
no guardarlos en una estrella.
Y soy un ventrílocuo de mi corazón
en las derramadas tormentas incorpóreas
de un todo hecho en armonía
a cada día, a cada hora
mientras estás y no estás
en la libertad de la lluvia cuando cae
destrozando muros
avivando vidas...
Si supieras que mi piel se pulveriza
del anochecer que es enigma
a sus pretensiones
en las raíces del viento
rumbo a tu sonrisa
circunstancia que me recuerda
a la respuesta que le dejas saber
a mis caricias...
08/02/2016 Imagen Web
JEOM
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