Caminaba por la tercera calle
anterior a donde vivo, aún
escurrían las gotas por los tejados
que desde el cielo se habían desatado.
El suelo húmedo por la lluvia
y mis pies empapados por ésta
me llevaban camino a casa.
Al final de la calle apareció una niebla
se hacían remolinos con la brisa.
Doce de la noche, el miedo
domina las calles empedradas.
Los faroles se apagaron, detuve
mis pasos, ella (al principio parecía ella)
apareció y venía de frente hacia mi
hecho que esquivé, mas no su mirada...
Su figura pasó a mi lado de la que creí
escapar. Me detuve, esperé escuchar
sus pasos, y continuar, no fue así...
No fui capaz de voltear, di tres pasos
y al unísono otros tres me acompañaron.
Un paso más, y allí estaba el otro...
Paralizado ante lo presente decidí enfrentar.
Ahora fui yo quien la miró, su velo blanco
su cabello rojo con un rubí, y su tez lívida
como la luna me sorprenderían!
Me susurró a los ojos, y con uno de sus
índices, que deslizó como caricia desde
uno de mis hombros pasando por mi espalda
para terminar en mi pecho... Danzó a mi
alrededor, y yo inmovil ante unos eternos
minutos; mi casa tan cerca y tan lejos...
Cerré mis ojos tratando de evadir su mirada
y a la vez tomar el valor para huir de mi posible
muerte. Como pude la esquivé!!
corrí de tal manera que no sentía mis piernas.
Al girar a la vuelta de la esquina
allí estaba mi casa, derribada!! destruida!!
se había venido abajo hacía tan solo un instante.
Yo, sin voz, con el cuerpo helado, y con
mi respirar exaltado he volteado
su silueta desaparecía en medio de la densa
neblina, donde con claridad se desplegaban
unas alas vivas y altivas, hermosas éstas!!.
Este ser logró distraerme
y retrasarme antes que yo entrara
a mi hogar, a mi lecho
convertida esta noche
en escombros y ruinas...
31/08/2015 Imagen Web
JEOM
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